Vitivinícolas: récord de exportación y salarios de indigencia

El proletariado vitivinícola viene desarrollando una importante actividad de luchas desde febrero del 2021, cuando por primera vez en al menos 40 años, las y los obreros superaron la federación (FOEVA) para luchar por el salario.

En aquella ocasión el FOEVA tuvo que salir a convocar un paro nacional para evitar que se desarrolle una huelga de carácter totalmente independiente. Así fue que la paritaria 2021 cerró con un aumento del 47%, más un 10% no remunerativo.

La paritaria sin embargo fue firmada mediante la traición del FOEVA, sus paritarios y algunos delegados que se montaron sobre la movida autoconvocada para aspirar a burócratas: la paritaria se cerró sin asambleas, sin ningún tipo de decisión desde las bases obreras, y el objetivo final de equiparar el salario vitivinícola a la Canasta Familiar, no pudo ser conseguido (esto implicaba un aumento salarial de más del 100%). La disposición a la lucha era mucho más grande que ese engañoso 57%.

Sin embargo, la industria no volvió a ser la misma.

En algunas bodegas la clase empezó a conquistar libertades políticas, a organizarse abiertamente en asamblea, cosas que antes parecían imposibles. Esto se llevó a cabo a pesar de las persecuciones del SOEVA y las patronales, que despidieron compañeros en Bodegas como Norton, Fecovita, Dante Robino, Peñaflor y otras.

Todo eso es verdad, pero la historia ya no es la misma, y la clase obrera vitivinícola ha comenzado un camino firme en la lucha por su dignidad.

Actualmente los vitivinícolas están desarrollando un nuevo plan de lucha, que no se cocina en grandes plenarios, sino bodega por bodega, finca por finca, y que el próximo lunes 31 de enero dará lugar a una movilización por el día del vitivinícola. Las y los trabajadores concentrarán a las 9 AM en el Nudo Vial, en la provincia de Mendoza.

Mientras tanto, las empresas lloran, como siempre, para ponerle un tope a las discusiones paritarias: que la crisis dl cartón, que la crisis de las botellas, etc. Todas “crisis” que en realidad manifiestan una sola cosa: no dan abasto con el abastecimiento de insumos para mantener una producción que está a full y sobrepasa sus expectativas anuales.

A continuación vamos a evaluar algunos datos recientes del desempeño económico del sector, como aporte a la lucha de la clase obrera vitivinícola. Un estudio más de fondo, para complementar esta nota, puede ser consultado en nuestro “Informe especial: la “crisis” vitivinícola y la caída del salario”[1]

Para eso vamos a dividir la nota en tres partes: el mercado interno, el mercado externo y el salario.


¿Cómo les fue a los productores de vino para el mercado interno?

Estos son los primeros en quejarse, puesto que les resulta más fácil dibujar sus ganancias, no presentan balances contables, se escudan en el problema de la inflación, etc. La manera más simple de ver “cómo le fue” a estos empresarios es comparar el aumento del vino, con los aumentos salariales:

  • Si comparamos el precio del vino de mesa de los últimos dos años, informado por el INDEC (aquel gran mentiroso), obtenemos que el poder adquisitivo del salario cayó un 23%. Esto quiere decir que, en promedio, durante 2020 el salario podía comprar 328 botellas de vino, y en 2021 solo pudo pagar 265 botellas. O sea que las bodegas de vino para el mercado interno se ahorraron, en promedio, 65 botellas mensuales por operario. Esta situación no es nueva, ya que en 2016 el salario del mismo operario podía comprar 467 botellas. O sea que en los últimos cinco años cada patrón se ahorra 202 botellas por operario.
  • Como ya sabemos, el INDEC informa precios bastante distorsionados. Por ello, podemos hacer la misma comparación respecto a otras fuentes de precios. Tomemos por acaso el precio ponderado informado por la Bolsa de Mendoza, que contempla despachos a granel de vino, dentro de los cuales hay despachos al exterior, pero funciona como indicador alternativo para evaluar el desempeño de los precios en pesos. Según esta fuente, solo durante el gobierno de Alberto Fernández, los precios aumentaron un 403,8% a diciembre del 2021, contra un 202,88% de los salarios. En concreto esto significa que en diciembre del 2019 un obrero compraba 21 hectolitros de vino (2.100 litros) y para diciembre del 2021 solo puede comprar 10,56 hectolitros.

Cabe mencionar que el despacho de vinos al mercado interno disminuyó respecto al 2020 un 13%[2] pero lejos de significar una situación de crisis, esa caída en el mercado interno queda más que compensada por los despachos al mercado externo, es decir que ese 13% de diferencia en realidad va orientado hacia un mercado todavía más rentable. Eso lo veremos en el próximo apartado.

Por último, si bien la evolución del precio del vino sirve para comparar el rendimiento de cada obrero para el patrón, alguien podrá decir que las y los trabajadores no consumen solo vino. Si comparamos la evolución del poder adquisitivo del salario, es decir, la relación entre el aumento de precios generales y salarios, tenemos una caída salarial desde diciembre del 2016 hasta diciembre del 2021 del 30%.[3]

En el gráfico se puede ver en negro la evolución del poder adquisitivo del salario básico, y en rojo el salario con las sumas no remunerativas. Cada vez que cobramos uno de esos miserables bonos en negro, el poder adquisitivo pega un salto pronunciado, que rápidamente se diluye al mes siguiente.

 

Figura 1: Poder adquisitivo para la categoría Operario Común de bodega, calculado en base al IPC de la zona Cuyo. En trazo negro el salario básico bruto, y en rojo el salario bruto contando las sumas remunerativas y no remunerativas siguientes presentismo completo, presentismo perfecto, refrigerio y asignaciones no remunerativas (bonos).
Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC y FOEVA.

Puede verse claramente una caída abrupta del salario, que solo se estabilizó –es decir, dejo de caer tan rápido- durante a partir de la creciente conflictividad que se da desde mediados del 2020, y que se compensa con grandes picos (rojos) bajo la forma de sumas no remunerativas.

De esta manera, tanto las empresas vitivinícolas que producen para el mercado interno como toda la burguesía en general, que produce otros artículos, han elevado los precios muy por encima de los salarios. En otras palabras, toda la burguesía sale ganando con la disminución de nuestro salario, por el mismo motivo, la lucha salarial no es una pelea solo gremial, sino de todo el pueblo trabajador.


 ¿Cómo les fue a los productores para el mercado externo?

Para determinar la evolución del mercado externo hay que referirse al vino fraccionado. Primero porque es el de mayor valor agregado; segundo, como ya mencionamos en el Informe Especial[4], el vino a granel se exporta por debajo de su valor para ser fraccionado en destino y de esa manera evadir impuestos, valorizar el producto, etc.

El año 2021 significó un record en facturación por exportaciones de vino fraccionado con US$ FOB 817millones[5], superando así el record de US$ 786 millones registrados en 2012.

En cuanto a las exportaciones de vino a granel, disminuyeron por falta de oferta de vino exportable, es decir que la mayor parte del vino fue destinado a la exportación como fraccionado, de mayor valor agregado en origen, reafirmando la tendencia señalada anteriormente respecto a la merma del mercado interno.

Más importante que ello resulta la evolución del precio del litro exportado. El promedio de exportación por cada litro de vino aumentó respecto al 2020 pasando de los US$ 3,5 a los US$ 3,7. Todo muy lindo para los capitales productores de vino ¿y qué pasó con el salario?

Considerando el promedio anual del dólar oficial mayorista, el salario tuvo una leve recuperación en 2021, fruto de la lucha, pero que muy lejos está de acompañar el nivel de crecimiento de precios de los vinos, considerando además que se viene de un retroceso gigante en el salario.

 

Figura 2: Variación del salario básico para la categoría Operario Común de bodega convertido a dólar oficial mayorista y del precio promedio por litro del vino de exportación fraccionado.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de FOEVA, Banco Central e INV

Nótese que la mínima caída en los precios de exportación (años 2016 y 2020), que muchas veces son acompañados por un incremento en el volumen de exportación, o sea que no son sinónimo de crisis, se utiliza como excusa perfecta para que los patrones tiren por el piso el salario, y así, con los años, van degradando más y más nuestras condiciones de vida.

Pero todo esto que mencionamos son simplemente argumentos para demostrar la falacia de las “crisis vitivinícolas”; todo esto no dice nada respecto a la situación de la clase obrera.


Algunos datos sobre el salario vitivinícola

Como ya vimos, el salario de la categoría base de bodega, que es un salario “de privilegio” comparado con las y los obreros de viña contratados en negro, presenta una caída salarial d.esde diciembre del 2016 del 30%. Caída que solo se desaceleró gracias a la lucha del 2021 y su continuidad hasta nuestros días. Pero en lo que un trabajador necesita para llegar a fin de mes, el sueldo está atrasadísimo:

  • El salario básico de la categoría inicial de bodega, Operario Común, es de $ 36.666[6] en bruto. Si se le aplican los descuentos, en mano quedan menos de $ 30.000, cifra que está por debajo de la Canasta Alimentaria del INDEC para un hogar de 4 integrantes. Es decir que un obrero u obrera que debe mantener a su familia, vive por debajo de la línea de indigencia.
  • Si en lugar del salario básico tomamos los ítems remunerativos ordinarios: refrigerio, presentismo y presentismo perfecto, el salario bruto queda en $ 42.166 y al aplicarse los descuentos nos quedan, en mano, una suma de $ 38.429. La Canasta Básica Total, es decir, lo que el INDEC dice que representa la media de lo que una familia en argentina utiliza para subsistir (no estamos hablando de esparcimiento, cultura, deportes, etc., sino de lo elemental) y por debajo de la cual se cae debajo de la línea de pobreza, está en $ 76.146 ¡O sea que un obrero u obrera de bodega, cobrando todos los premios, está muy por debajo de la línea de pobreza! ¡DE HECHO NI SIQUIERA CON DOS SALARIOS UNA FAMILIA CONSIGUE SUPERAR LA LÍNEA DE POBREZA! Una madre y un padre que tienen dos hijos, y trabajan todo el día, sin faltar ni una sola vez en el mes, ni llegar tarde ¡Con el sueldo de los dos, esa familia sigue siendo pobre! ¡Éste es el progreso que nos ofrece el capitalismo! ¡Esclavitud siglo XXI!

¿Y cuánto debería ser el salario inicial?

En este sistema que vivimos, el capitalismo, el salario siempre será injusto, siempre será “poco”, puesto que el valor que generamos a lo largo de la jornada laboral se lo apropia la burguesía, y es lo que llaman “ganancia”. El capitalismo se basa en la explotación del trabajo asalariado y por eso el salario no puede ser “justo”.

Ahora ¿cuánto dinero se necesita para llegar a fin de mes satisfaciendo nuestras necesidades elementales como seres humanos? Como referencia debemos tomar la Canasta Familiar, que no la elabora el INDEC de manera oficial porque a eso se dedican, a dibujar la pobreza, pero si la elaboran algunos sindicatos: según ATE-INDEC la Canasta Familiar para diciembre del 2021 está en $ 123.598, es decir, ese es el valor mínimo que debería recibir un trabajador, no el valor “óptimo”.

Por eso la verdadera lucha salarial es por llevar el salario mínimo igual a la Canasta Familiar, y no pelear por porcentajes. Con el salario inicial de bodega, hablando en porcentajes, para superar la línea de pobreza familiar, el aumento salarial para un trabajador que cobra todos los premios debería ser del 98,14%; para un trabajador que cobra solo el salario básico, debería ser del 154,81%; y para conquistar la Canasta Familiar el aumento salarial debería ser del 313,60%.6

Pensando en números, hay quien pueda decir “eso es imposible”, pero lo imposible es vivir como seguimos viviendo; lo imposible es trabajar por esta miseria. La lucha de las y los vitivinícolas ya trasciende una barrera salarial, es una lucha por nuestra dignidad.


[1] https://prtarg.com.ar/wp-content/uploads/2021/02/La-crisis-vitivin%C3%ADcola-y-la-ca%C3%ADda-del-salario.pdf

[2] Datos interanuales acumulados a noviembre, por no tener disponibles los valores de diciembre al momento de salir esta nota.

[3] Se toma diciembre del 2016 como fecha de referencia dado que la última serie del IPC del INDEC comienza allí. Como referencia se toma el IPC de Cuyo.

[4] https://prtarg.com.ar/wp-content/uploads/2021/02/La-crisis-vitivin%C3%ADcola-y-la-ca%C3%ADda-del-salario.pdf

[5] FOB es una abreviatura para Free On Board, medida de comercio internacional.

[6] El salario correspondiente a la categoría Operario Común para enero del 2022 es un poco superior: $39.553,78. No obstante, todos los cálculos de ésta nota son realizados tomando como base el sueldo de febrero, dado que como todavía estamos cursando enero, no podemos ajustar el costo de vida por inflación. De la misma manera, tampoco se puede prever datos de Canasta Básica ni Canasta Familiar. De todas maneras, el aumento salarial de enero es tan miserable que apenas modifica los resultados: tomando el sueldo de enero el aumento que debiera recibir la categoría Operario Común para alcanzar la Canasta Familiar de diciembre es del 302%.

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